Tanto como recurso natural como así también como recurso paisajístico, las locaciones más requeridas son aquellas lindantes con lagos, ríos y mares. ¿Cómo son los nuevos proyectos que sacan provecho de esa cercanía y de qué forma potencian el vínculo?
¿Qué convierte un lugar en un sitio privilegiado? ¿Qué lo transforma en deseado y admirado? Si bien hay conceptos como la belleza que cambian con los años, hay otros que permanecen por milenios. La fascinación por el agua es atávica y está presente universalmente y desde el principio de todo, más allá de la necesidad del recurso vital.
¿Es, entonces, un emplazamiento con agua un lugar de privilegio? Lo cierto es que el álbum de fotos de cualquier celular atesora varios paisajes con mar, con lagos o con ríos; y ya desde un punto de vista estrictamente comercial no faltan los emprendimientos que construyen sus propias lagunas, conscientes de lo que el agua significa en términos de mercado.
Así que, respondiendo a los interrogantes planteados, quizás no necesariamente un lugar con agua sea privilegiado pero hoy, en el siglo XXI y tras una pandemia distópica, un emplazamiento con agua y naturaleza es definitivamente requerido. Y debidamente abonado. De hecho, el valor de un departamento con vista al agua puede ser hasta un 50% superior al de otro que no la tiene en un mismo edificio.
En el canal inmobiliario sintetizan la infrecuente oferta en una palabra: waterfront, una ubicación en la que nada se interpone entre un inmueble y el agua; un beneficio visual poco frecuente o limitado en las grandes ciudades donde, en consecuencia, una locación poseedora de esta visual es sinónimo de exclusividad.
“Hay pocos y son difíciles de encontrar”, confirma Federico Gagliardo, CEO de Vitrium Capital, desarrolladora que acaba de presentar Rotunda al Lago, un emprendimiento vecino al barrio de Carrasco, en Montevideo, con 150 metros de costa sobre un lago, consultado por la disponibilidad de terrenos con agua en las grandes urbes o sus cercanías.
Integrarse con la naturaleza
El agua y la arquitectura están estrechamente relacionados en el diseño del hábitat, un vínculo que va desde lo funcional hasta lo estético. Así, hallada la tierra con esta condición -puntualmente en el caso de Rotunda al Lago, ubicada en el lago Calcagno, en Canelones-, el desafío pasa por la proyección de emprendimientos que aprovechen y potencien esta relación.
Fusión o integración, se trata, según explican los que saben, de ser parte de la naturaleza. “Los amenities están totalmente integrados”, comparte Gagliardo, refiriéndose al último proyecto de Vitrium Capital, antes de enumerar: parrillas, las áreas para meditar y los espacios para la actividad física como el gimnasio, la piscina, el solarium y el sauna, todos, enfatiza el desarrollador, lindan con el lago.
A lo paisajístico, muy aprovechado también a partir de Café Rotunda, un bar exclusivo para residentes con acceso desde el complejo edilicio y desde el lago, se suma lo deportivo: la presencia del espejo de agua habilita la práctica de los más diversos deportes náuticos, por lo que el emprendimiento –cuatro torres con 168 apartamentos-, lógicamente cuenta con muelles, guardería náutica y embarcaderos.
Los interiores y espacios comunes refuerzan los conceptos sobre el que gira el proyecto, enfocado en el bienestar, la sostenibilidad (coherentemente, el desarrollo contará con la Certificación Edge de sustentabilidad), la contemplación del entorno y la experiencia sensorial. “Una nueva forma de habitar”, sintetizan en la empresa acerca de la iniciativa que demandará U$S 25 millones.
La zona de los lagos, a minutos del aeropuerto internacional de Carrasco, es donde naturalmente crece hoy Montevideo, con propuestas enfocadas en el segmento joven, muy comprometido con la naturaleza y lo sustentable. En el canal inmobiliario señalan que el perfil del comprador es el del profesional digital, con buen poder adquisitivo, pero tampoco es el único. Puntualmente, en el caso de Rotunda, también hay gente de edad, parejas jóvenes, familias -tienen unidades con tres dormitorios- y amantes de la náutica y de los deportes, en general.
Todos ellos tienen un denominador común que, en alguna medida, comparten con quienes pensaron este emprendimiento: su gran conexión y respeto por la naturaleza y su vínculo, su comunión con el agua.