Tornado

Esa tarde en mi camino encontré un animalito tirado en la acera de la calle, perecía estar herido me acerque con precaución pues no sabía cómo podía reaccionar solo por el hecho de no conocerme podría atacarme. Como puede alguien dejar un animalito así indefenso tirado en la calle. Como pude la tome en brazos al desconocido animal de tamaño mediano y algo pesado para mí; inmediatamente al llegar le ubique un lugar cálido y alejado del resto de la casa para tenerlo escondido hasta el otro día que lo llevaría a la perrera o a un veterinario para que lo curaran.

Cuando amaneció ya había decido dejarlo en la casa y cuidarlo yo; lo tendría oculto hasta decidiera el momento de decírselos a los niños y explicarles en qué condiciones estaba cuando lo encontré, y que me conmovió mucho el verlo tirado en el camino y si lo dejaba allí podría morir. Además algo en el me inspiro ternura tal vez por su apariencia pues se veía que era un perro de raza que seguramente tenia dueño; ¡¡pero cómo fue a parar allí!!, esa razón me animó, decidí llevarlo a la casa y cuidarlo hasta que estuviera curado. Así transcurrieron los días atendiendo al pequeño animal y ocultandoselo a los niños me sentía tranquila porque a esa hora de la tarde los niños estaban en sus prácticas deportivas. Mi preocupación comenzaba cuando llegaban por momentos notaban mi ausencia y me preguntaban ¿dónde estabas? A lo que repondría; regaba las plantas.

Conforme pasaba el tiempo el animalito mostraba buenos síntomas de mejoría, me entristecía la idea de dejarlo nuevamente en la calle; de pronto pensé, no tiene collar que lo identificara pero muy podría pertenecer a alguien; entonces se me ocurrió la idea de colocar fotos sitios públicos que fueran muy concurridos como plazas, parques para que la personas que pasaran por ahí la vieran; pero también venia a mi mente el pensamiento; y si no tiene dueño entonces regresaba a la realidad y lo mejor era dejarlo donde lo encontré. Como ya era costumbre al llegar a la casa iba inmediatamente a ver a mi amiguito secreto, para atenderlo darle su comida y curar sus heridas; pero por esas cosas del destino que suelen pasar y tú no esperas; esa tarde los niños llegaron antes de la hora habitual de su práctica de basquetbol, fue grande su sorpresa al enterarse que les había ocultado la presencia de este perro en la casa y de alguna manera me hicieron sentir que no confié en ellos,¿ porqué no nos habías dicho nada mamá? Habríamos colaborado contigo en su cuidado.

Sus preguntas fueron como ráfagas de lluvia interminable, querían saberlo todo sobre el nuestro huésped herido, no sabía por dónde empezar, en ese instante solo atine a decirles que disculparan que me sentía avergonzada por mi falta de confianza hacia ellos pero, no quería que se enteraran de su existencia porque estaba segura que se iban a encariñar con el perrito. A partir de ese momento nos unimos en su cuidado y en la búsqueda de su posible dueño. Por fin el animalito se curó y llego la hora dejar la casa, ya sabíamos su destino, la calle porque no había aparecido dueño alguno. No deseábamos ese destino para él y la solución que dieron mis niños no fue inesperada para ninguno de nosotros porque para ser sincera nos habíamos encariñado con el perro sin dueño, a tal punto que lo llamamos tornado y así como Tornado paso a ser parte de la familia.


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