Cuando la selva está poblada de seres diversos en los cuales abundan las mentes pequeñas, los intereses creados, la variedad de especies, el cúmulo de ambiciones, la escasez de recursos en contra de los leones de una sociedad que solo se convierte en el poder de quien más posee, mirar desde afuera como si uno no formara parte de toda esta diversidad parece ser a veces la mejor manera de analizar lo que debemos enfrentar ante este poder o el mal uso del poder, para llenarse de un ego superlativo.
Entonces observar, mirar y entristecerse es la consecuencia de la realidad de un mundo en que valemos de acuerdo a lo que tenemos, sea un título, la experiencia de vida, el lugar donde nacimos o vivimos, los talentos que fuimos capaz de entender a tiempo y darles uso y obtener el mejor beneficio posible, quizás solo para terminar siendo lo que no quisimos ser al principio, pero que al transcurrir el tiempo, formamos parte de lo mismo.
Nos empeñamos en perseguir sueños, sin embargo nos vemos envueltos en lo que alguien más planeó y solo somos parte de lo que fue diseñado con anterioridad, tal vez y solo tal vez logremos conseguir lo que queríamos, aprender y entender que el poder se maneja de diferentes maneras, quien lanza una idea y los demás la continúan porque creen en ese algo valorizado en base a logros y esfuerzo de los agentes vinculados por el mismo interés, servir a un propósito no es malo, lo que no es bueno es que te vendan un proyecto en el que todos son parte de los mismo y trabajan para concretar el plan, siendo lo real que cuando la gente pensante cambia y se proyecta de otra manera distinta a los demás, surgen las discrepancias, pero ¿debemos quedarnos callados y conformarnos en ser manipulados sin que nos escuchen?