Toda una puesta en escena

HUBO UN TIEMPO EN EL QUE EL RECONOCIDO ARQUITECTO JACOB VAN CAMPEN RECIBIÓ EL ENCARGO DE CONSTRUIR UN TEATRO DE PIEDRA EN EL CORAZÓN DE AMSTERDAM. ERA 1632. SE INSPIRÓ EN LA ARQUITECTURA CLÁSICA ITALIANA, COMO SE DEMOSTRÓ MÁS TARDE CUANDO SE CONSTRUYÓ EL AYUNTAMIENTO, EL ACTUAL PALACIO REAL EN LA PLAZA DAM. VAN CAMPEN SE VIO INFLUENCIADO POR EL TEATRO OLÍMPICO DE VICENZA, UN EDIFICIO OBRA DE SU GRAN MENTOR Y PRESUNTO MAESTRO, ANDREA PALLADIO. LA OBRA ‘GIJSBRECHT VAN AEMSTEL’ SE REPRESENTÓ DURANTE LA CEREMONIA DE INAUGURACIÓN EN ENERO DE 1638. ESTA OBRA FUE ESCRITA POR EL MAYOR POETA HOLANDÉS, JOOST VAN DEN VONDEL. ES LA VERSIÓN DE ÁMSTERDAM DE LA HISTORIA DEL CABALLO DE TROYA, QUE RETRATA LA CAÍDA DE LA CIUDAD MEDIEVAL, QUE DIO ORIGEN A LA EDAD DE ORO HOLANDESA (SIGLO XVII). ESTA ES LA TRADICIÓN TEATRAL MÁS ANTIGUA DEL MUNDO. DESDE 2018, LA OBRA SE REPRESENTA CADA AÑO EN SU UBICACIÓN ORIGINAL, THE DYLAN AMSTERDAM, EN UN ESFUERZO POR MANTENER ESTA IMPORTANTE PIEZA DE PATRIMONIO CULTURAL VIVA Y DISPONIBLE PARA TODOS LOS HABITANTES DE ÁMSTERDAM, MÁS DE CUATRO SIGLOS DESPUÉS DE SU ESTRENO.

Ariana Nozeman debutó en el teatro en 1655, siendo la primera mujer en un escenario holandés, ya que antes de esa época los papeles femeninos los interpretaban hombres. Las funciones se realizaban los lunes y jueves por la noche, y ocasionalmente los sábados. También había una orquesta permanente en el teatro. Fue el propio Antonio Vivaldi quien dirigió la orquesta del teatro cuando se celebró el centenario en 1737.

Rembrandt van Rijn era un conocido visitante y asistente teatral de Vondel. Le ayudaba durante los ensayos y hacía varios bocetos. Incluso se rumorea que la obra más famosa de Rembrandt, “La ronda de noche” (De Nachtwacht), es en realidad “La compañía de caza”, pero ambientada en la escena inicial de la obra Gijsbreght van Amstel, en el teatro de Van Campen. Entre las pistas que llevan a esta conclusión se encuentran la iluminación desde abajo, algo típico en los teatros de la época, así como la altura de las figuras de la segunda fila, que coincide con las alturas del escenario en aquella época.

El legado
Las puertas, que recuerdan a la antigüedad romana, son una curiosa entrada para un hotel contemporáneo. Cuentan historias de su vida anterior como teatro, luego como orfanato católico, asilo de pobres y, finalmente, en 1999, como hotel. Estas puertas fueron la única parte del edificio que se salvó de un catastrófico incendio en 1772. Después de abrir como Hotel Blakes, cambió su nombre a The Dylan Amsterdam en 2005 con una renovación moderna y un guiño a la historia, representando Gijsbreght van Aemstel en el hotel por primera vez en 380 años.

Hoy The Dylan Hotel es un hotel boutique único en el centro de Ámsterdam. Con 41 habitaciones de diseño exclusivo, cada una tiene su propio carácter. Sus 5 estrellas están situadas en una casa del siglo XVII junto a un canal en el prestigioso Keizersgracht. El diseño lujoso, clásico y moderno se unen en la decoración y el ambiente de este hotel de lujo en la ciudad.

A poca distancia a pie de las principales zonas comerciales y atracciones turísticas, como el Hermitage, la Casa de Ana Frank, el Mercado de las Flores y el Museo Van Gogh, se encuentra en el corazón del distrito comercial de Ámsterdam, “De 9 Straatjes”, las 9 calles. La zona ofrece una magnífica visión general del estilo arquitectónico del patrimonio de la ciudad.

Justo delante de la fachada de color carbón del hotel, una hilera de bicicletas eléctricas invitan a los huéspedes a escalar la ciudad como lo hacen los holandeses. En la zona de recepción, las llamas acarician una suave curva de aluminio enmarcada por una hermosa chimenea de mármol y una lámpara colgante, y los muebles de mediados de siglo pintan una gran sala con pinceladas contemporáneas. El mármol blanco y la laca negra continúan el mensaje monocromático hasta que un patio detiene a todos los huéspedes, que buscan a tientas sus teléfonos para capturar su suave y simétrica belleza. Las baldosas de terracota originales reciben un tratamiento brillante en el elegante bar-brasserie OCCO, acentuado con luces de techo y de pared de estilo danés. Los hornos medievales utilizados en la panadería, ahora el restaurante Vinkeles de The Dylan con estrella Michelin, se conservan y un ascensor casi tan discreto como la entrada cerrada del hotel lleva a los huéspedes hasta dos pisos de habitaciones por pasillos monocromáticos de paredes blancas con puertas y corredores lacados en negro.

Amsterdam juega un papel cosmopolita, sin perder el orgullo rotundo de su pasado. Hay en ella un disfrute sin estridencias. Bien entendido. The Dylan es el maridaje perfecto para sentirse parte de esa forma de ser local, con la exquisitez del lujo sereno.

Por Flavia Tomaello, https://flaviatomaello.blog/, Instagram @flavia.tomaello


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