Me recogí las ganas
que andaban dispersas.
Sin saber si era amor
o un momento de sexo.
Un instante de fuego,
o un feliz momento.
Me recogí las ganas,
pero no el sentimiento.
Vacío está tu espacio.
Vacío está mi lecho.
Y un intenso aleteo,
a la izquierda del pecho.
Se queja el alma,
deshojando el aliento.
No sábanas con pliegues.
Ni fundidos dos cuerpos.
Ni el café tempranero,
Ni la plática sobre versos.
Mis flores se han secado.
Mi montaña es refugio del abrazo y el
beso.
Y hoy recobro el ritmo
de mi vida y mis hechos.
Me recogí las ganas,
pero no el sentimiento.