MADRE, TU VOLUNTAD ALTA CUAL LA PALMA.
ERGUIDA LA FRENTE EN TU NOBLE EMPEÑO.
MULTIPLICAS LAS HORAS EN EL CUIDADO DE TUS CRÍOS.
¡CUÁNTO AFÁN EN TU VIDA COTIDIANA,
SIN PERDER TU ESENCIA, TUS GESTOS DE AMOR Y GENTILEZAS!
Madre se hizo luz en tu vientre bendecido,
se despertaron tus silencios.
En las noches, los desvelos, las nanas, y el sustento nocturno fueron complacencia.
No se empaña tu mirada ante tus hijos.
Sigues depilando tristezas,
para que no interfiera en tu quehacer de madre;
pues para ti es disfrute vestir la mesa,
con el pan de cada día,
a pesar de las dificultades, las vicisitudes
y el cansancio.
Madre, pincelas tu carácter en el regaño,
para no dañar la integridad de tu chiquito, que para ti
nunca crece.
Tú labor como educadora, de enseñar valores nunca cesa.
Ser madre es bondad, amor, entereza e integridad.
Recibe del Altísimo Señor, bendiciones y destellos divinos.
¡… Y hágase Perpetuo tu legado!
Autora. Mariela Hung Sue.
