LAS VACACIONES HAN TERMINADO—AL MENOS LAS ESCOLARES—Y CON ELLAS LLEGA LA TEMPORADA BAJA EN MUCHOS DESTINOS TURÍSTICOS DEL PAÍS. SAN CARLOS DE BARILOCHE NO ES LA EXCEPCIÓN: ENTRE MARZO Y JUNIO, LA AFLUENCIA DE TURISTAS DESCIENDE HASTA QUE, EN JULIO, LOS AMANTES DE LA NIEVE Y LOS DEPORTES INVERNALES VUELVEN A LLENAR LA CIUDAD CON VISITANTES DE TODO EL MUNDO.
Sin embargo, esta época del año es ideal para quienes buscan descubrir un Bariloche diferente, sin las multitudes del verano, pero con la misma magia de siempre. Con fines de semana largos y la Semana Santa a la vuelta de la esquina, las mini escapadas se convierten en una excelente oportunidad para recorrer la ciudad con mayor tranquilidad.
Además, la oferta turística sigue siendo amplia y variada: desde hoteles cinco estrellas hasta acogedores hostels, pasando por restaurantes de lujo o bodegones tradicionales donde se puede comer bien y abundante. Sin importar la época del año, Bariloche siempre tiene algo para ofrecer.
¿Qué hacer en pocos días?
Los imperdibles no cambian, y en cualquier momento del año se pueden disfrutar:
Circuito Chico y Circuito Grande, dos recorridos clásicos con vistas espectaculares.
Ascenso al Cerro Otto o al Cerro Campanario, para contemplar panorámicas inolvidables.
Visita al Cerro Catedral, un ícono del turismo en la región.
Paseos en catamarán por los lagos Nahuel Huapi y Moreno, con salidas desde los icónicos puertos Pañuelo y Blest.
Recorrido por Colonia Suiza, un rincón pintoresco con gastronomía típica.
Excursión al Cerro Tronador, una maravilla natural.
Tour por cervecerías artesanales, fábricas de chocolates y locales de ahumados.
Paseo por el Centro Cívico, con la clásica foto junto a los simpáticos perros San Bernardo.
Y eso es solo el comienzo: la ciudad y sus alrededores ofrecen actividades para todos los gustos y edades.
¿Es necesario alquilar auto?
Dependerá del tipo de experiencia que busques y de tu presupuesto. Si lo que busca es, disfrutar del paisaje sin preocupaciones y escuchar las explicaciones de un guía, lo ideal es contratar excursiones organizadas, que cubren prácticamente todos los atractivos. Si en cambio el objetivo es tener mayor independencia, moverte a tu ritmo y armar tu propia aventura, alquilar un auto es una excelente opción. Cabe destacar que el transporte público conecta con los principales puntos turísticos, por lo que también es posible moverse sin vehículo propio.
¿Alojarse en el centro o en las afueras?
Nuevamente, dependerá de las preferencias. En el centro: Hay una gran variedad de hoteles y hostels de distintos niveles y precios, con la ventaja de tener todo a mano: comercios, restaurantes y vida nocturna. En las afueras están los mejores lugares para quienes buscan tranquilidad y contacto con la naturaleza, la mejor opción es hospedarse en las zonas cercanas a los lagos y montañas.
Un ejemplo es el complejo de cabañas Villa Labrador (@villa_labrador_bariloche), ubicado a orillas del lago Moreno, en un extenso bosque de nueve hectáreas. Desde allí, se pueden admirar vistas espectaculares de los cerros López y Goye, disfrutar de un asado al atardecer o simplemente relajarse con unos mates frente al lago.
Desde este establecimiento destacan que “además, las tarifas de las cabañas y los servicios en general son más económicas que en temporada alta, por lo que visitar Bariloche en esta época es un excelente negocio“.
En definitiva, Bariloche es un destino que nunca defrauda. Ya sea en avión, en ómnibus o en vehículo particular, siempre es una gran elección; y fuera de temporada, con menos turistas y precios más accesibles, la experiencia puede ser aún más tentadora. ¡No hay excusas para no hacer una escapada!