EN OCASIONES NO TENGO ÁNIMO DE ESCRIBIR, NO QUIERO ESCRIBIR. MI CABEZA ES UNA GOTERA SILENCIOSA DE LLUVIA INTERMINABLE, TOCO CON CAUTELA EL TINTINEO SONORO DEL SILENCIO, ACUÑO MIS PALABRAS. ¿ESCRIBIR SERÁ UN ACTO DE ESCONDERME? DE DESAPARECER PARA NO ESTAR EN MÍ, PARA HUIR DE MI INSOPORTABLE CERTIDUMBRE.
¿Será que escribo porque estoy llena de puertas cerradas?, porque no despego la vista de la penumbra de la realidad, quiero abrir mis puertas, ser libre, abrir mis puertas cerradas…ver luz, y se me dificulta tanto hacerlo como lo hacen los demás. Y es que yo para existir me diluyo en otros, en otros que viven, resisten tras mis palabras la certeza de mi preocupada, osada mirada.
¿Será que no puedo con lo propio? El silencio castiga, ensordece y yo debo repartir su sonido de trozo a trozo sobre cada renglón, cada línea, compartirlo a los demás a ver si así me logro completar cuando cese la pertinaz lluvia que me deshace sobre alarmantes teclas.
Yo sé que todos sienten esta llovizna insistente en su cabeza, en su ser y cada quién tiene su forma muy peculiar de huir del sonido de su propio silencio. Pero ellos no tienen que esconderse tras las letras ni tienen que sufrir por no tener el deseo de escribir ni por tener que hacerlo para sobrevivir.
Oh, incauto mundo de seres incompletos, escurridizos entre el estruendo del silencio aturdidor. Mundo con aciertos, desaciertos, alegrías y vicisitudes, donde la mayoría vivimos huyendo de la grotesca realidad.
¿Y yo escribiré por esconderme?, para preguntar por qué ellos se esconden, para decirles entre letras que abran sus puertas, escuchen su propio silencio, salgan de su escondite y me hagan a mí, dichosamente libre.
𝑂𝑟𝑎𝑙𝑖𝑎 𝐿ó𝑝𝑒𝑧 𝑆𝑒𝑟𝑟𝑎𝑛𝑜
( 2025. Mexico.)