EN UN PARAJE DEL MUNICIPIO DEL TOCONAL VIVÍA ARGENTINA, UNA ERUDITA ANCIANA DE ASPECTO AGRADABLE, CONOCIDA COMO LA ALBACEA DE MISTERIOS ANCESTRALES. SE DECÍA QUE, UNA VEZ QUE ALGUIEN RECIBÍA SU CONOCIMIENTO, SE CONVERTIRÍA EN LA PERSONA MÁS INTELIGENTE. UN MUCHACHO CON DESEOS DE SUPERACIÓN, LLAMADO REYMON, SALIÓ A SU ENCUENTRO Y LE HABLÓ SOBRE SU DESTINO.
Desde su nacimiento, le habían dicho que decencia de familia de reyes y que buscaba su reino. La anciana, con sabiduría en sus ojos, le respondió:
—Si eres el que tanto esperaba, aquí tengo un cofre con cinco coronas. Para abrirlo, debes adivinar sus atributos. Reymon se quedó pensativo. De repente, como un rayo de claridad, los nombres y sus significados llegaron a su mente:
- La corona de la contemplación: Ve la importancia y valor de las cosas.
- La corona de la escucha: Afina oídos, reconoce y actúa con sabiduría.
- La corona del instinto: Otorga el poder de conservación de la vida.
- La corona del placer: Distingue entre lo que agrada oh no.
- La corona de la prudencia: Posibilita actuar con previsión y sensatez.
Mientras se colocaba cada una de las coronas, algo mágico lo transportaba a mundos desconocidos. Cuando la última corona se posó sobre su cabeza, un resplandor iluminó todo el lugar, volviéndolo inmune y otorgando protección a todos los que lo tocaban.
Por Dania Figueroa, escritora dominicana
