La libertad es un hecho

Suburbios invisibles,
con inocencia temblando,
la tierra está alimentando,
el niño está llorando.

Las letras, flotando en el desconocido,
no conmueven el carácter de los principios morales,
el respeto transparente, una bola de cristal .
El apuntalado cielo,
está llorando, bañándose en un océano de flores rojas,
desterradas sin piedad.
El viento pasea en una jaula,
hecha por los mismos,
declamadores de la paz y fraternidad.
La humildad y la empatía,
se ve enmascarada,
en el sudor del pueblo,
trabajando para los insaciables pisos de montañas.
La evolución inevitable,
se ve clara la obstrucción,
por la sed del conquistador efímero.
Edificios de quinientos pisos,
poniendo bajo la sombra,
la igualdad y humillando hasta el sol.
Desierto verde,
con agua filtrada,
en papeles de árboles del mañana,
rotura escalofriante,
ligada al egoísmo desmesurado.
Contenedores hechos de plástico,
en medio de súplicas falsas pará la continuación de un único hogar,
llamado Planeta Tierra.
Abrazos de compasión,
en unión de banderas,
sin embargo con tantas fronteras,
alucinante verso escrito con temblor,
el mensaje del manantial escurridizo,
sería demasiado codicioso,
al pedir ojos y conciencia,
en puertas no cerradas al humano, ser.

Autora: Iudita Mirea