EL RECIENTE INFORME GLOBAL “THE CHANGING ENERGY ORDER”, ELABORADO POR PWC JUNTO A OXFORD ECONOMICS, ANALIZA CÓMO DISTINTOS PAÍSES ENFRENTAN LA TRANSICIÓN HACIA UN SISTEMA ENERGÉTICO MÁS LIMPIO, COMPETITIVO Y SOSTENIBLE. DENTRO DE ESTE MAPA INTERNACIONAL, ARGENTINA APARECE COMO UN PAÍS CON UN ENORME POTENCIAL PARA CONVERTIRSE EN UN ACTOR CLAVE DEL NUEVO ORDEN ENERGÉTICO, AUNQUE CONTINÚA CONDICIONADO POR LOS RETOS DE SU MACROECONOMÍA.
En 2015, 195 partes adoptaron el Acuerdo de París, comprometiéndose a encaminar al mundo hacia la reducción de las emisiones de carbono y a limitar el calentamiento global a no más de 1,5 °C por encima de los niveles preindustriales. Cada año, los líderes mundiales se reúnen en una Conferencia de las Partes (COP) para evaluar el progreso global hacia los objetivos del Acuerdo de París. Pero esta es la realidad: no estamos inmersos en una única transición energética unificada.
En cambio, dado que los avances y estrategias suelen desarrollarse a nivel nacional, estamos atravesando una multitud de transiciones. Entre los muchos factores que influyen se encuentran: la complejidad de la geopolítica, el aumento del consumo energético en economías emergentes, el rápido crecimiento de los centros de datos, las preocupaciones sobre la asequibilidad y la importancia de la energía para la seguridad nacional. Y teniendo en cuenta que la demanda energética global sigue creciendo —un 2,2% interanual en 2024, según la Agencia Internacional de la Energía—, también aumenta la urgencia de comprender las dinámicas locales de estas transiciones y cómo contribuyen a la transición global.
Algunas tecnologías y soluciones de energía limpia pueden aplicarse en cualquier lugar. Sin embargo, no existe una estrategia uniforme que todos los países puedan —y deban— emplear para descarbonizar. Cada nación desempeña un papel distinto en el sistema energético global. Y cada una enfrenta un conjunto específico de desafíos y cuenta con recursos particulares.
Son esas combinaciones de circunstancias y capacidades las que determinan la trayectoria y el ritmo de la transición energética.
Para entender cómo cada país puede sacar el máximo provecho de su situación actual y seguir avanzando, PwC colaboró con Oxford Economics en la creación del Índice del Nuevo Orden Energético. Este índice, que abarca los países del G20, fue elaborado mediante la evaluación de 14 variables distribuidas en cinco áreas clave: progreso de la transición, capacidad de inversión y financiación, estabilidad económica y política, recursos para la transición y ambición política.
El Índice del Nuevo Orden Energético destaca el progreso que han logrado los países en sus transiciones individuales, al mismo tiempo que continúan contribuyendo a las necesidades energéticas globales:

Según el informe, Argentina cuenta con vastas reservas de gas natural que pueden funcionar como un combustible de transición en el camino hacia la descarbonización. A esto se suman recursos renovables de primer nivel: la región patagónica se posiciona como uno de los polos de mayor potencial eólico del mundo, mientras que el norte del país ofrece condiciones excepcionales para la energía solar. También resalta la importancia de los minerales críticos que el país puede aportar al mercado global, particularmente cobre y litio, fundamentales para la fabricación de baterías, paneles solares, turbinas eólicas y otras tecnologías asociadas a la transición energética.
A pesar de estas ventajas comparativas, la inversión en el sector se ha visto restringida por la inestabilidad económica, la volatilidad macro y la falta de previsibilidad regulatoria. En este sentido, PwC señala que estas condiciones han frenado la llegada de capitales a gran escala y por ende la transformación de los recursos en proyectos de exportación sostenibles. Sin embargo, el escenario podría cambiar, ya que el informe destaca que el Gobierno puso en marcha el Régimen de Incentivos para Grandes Inversiones (RIGI) orientado a atraer grandes inversiones en energía, minería e infraestructura, con el objetivo de generar confianza, dinamizar la llegada de capital extranjero y acelerar proyectos con bajo nivel de emisiones.
“Argentina puede posicionarse como un actor estratégico en la transición energética global, debido a la importancia y eficiencia de sus reservas de gas natural como fuente de transición y al desarrollo de energías renovables como la eólica y la solar. En este sentido, tamibién se reportan notables avances en proyectos de producción de Gas Natural Licuado (GNL) con bajas emisiones, así como también en materia de extracción de recursos críticos como el litio y el cobre, que el mundo necesita para descarbonizar sus sistemas energéticos”, afirmo Ezequiel Mirazon, socio de PwC Argentina de Energía, Minería y Utilities.
De acuerdo con el estudio, Argentina tiene la posibilidad de transformarse en un proveedor estratégico de energía y minerales críticos para el mundo, pero el éxito dependerá de su capacidad para generar condiciones estables y confiables que movilicen las inversiones. El país se encuentra, así, en un punto de inflexión: si logra reducir la incertidumbre, podrá posicionarse como un líder regional en el nuevo orden energético global.

