UN NÚMERO CRECIENTE DE MUJERES DECIDE RETIRAR SUS IMPLANTES MAMARIOS POR RAZONES MÉDICAS Y DE ESTILO DE VIDA. EL PROCEDIMIENTO CRECIÓ 46% A NIVEL MUNDIAL EN LOS ÚLTIMOS CUATRO AÑOS.
En los últimos años, un nuevo término comenzó a ganar terreno en los consultorios de cirugía plástica: la explantación mamaria. Esta cirugía, que inicialmente se consideraba la etapa final tras la colocación de prótesis mamarias en pacientes jóvenes, cobró mayor relevancia y se puso “de moda”, transformándose en una opción cada vez más solicitada por mujeres argentinas.
La explantación mamaria es una cirugía que se realiza cuando una paciente siente que el implante mamario “cumplió ya un ciclo en su cuerpo”. “Lo que antes se veía como un procedimiento excepcional, ahora responde a una realidad concreta: muchas pacientes que se colocaron implantes, muchas veces de tamaños muy grandes, en las décadas de los 90 y 2000, ahora, 20 años después, no desean tener prótesis grandes, ya que su cuerpo ha cambiado, les pesan o les molestan”, comparte el Dr. Juan Manuel Seren, cirujano plástico (MN 107.174), pionero en protocolos de rápida recuperación mamaria.
Los números a nivel mundial confirman esta tendencia. Las extracciones de implantes mamarios aumentaron a nivel global un 4,7% de 2022 a 2023, según la Sociedad Internacional de Cirugía Plástica Estética (ISAPS), y un significativo 46,3% de 2019 a 2023. En Argentina, el informe mencionado da cuenta de que se realizaron 12.323 extracciones de implantes.
Las razones detrás de la decisión
Las motivaciones para someterse a este procedimiento son diversas y van desde razones médicas concretas hasta cambios en el estilo de vida. Entre las razones médicas más frecuentes se encuentran la rotura o complicaciones del implante, como el encapsulamiento mamario o contractura capsular, una complicación donde la mama se pone dura y puede generar dolor o incomodidad.
También están las enfermedades autoinmunes preexistentes, donde pacientes deciden retirar el implante por indicación médica, ya que en algunos casos la presencia de un implante puede agravar una patología autoinmune que ya estaba presente.
Por otro lado, existe un grupo de pacientes que reportan síntomas como sentirse débiles, cansadas o que se les cae el pelo después de colocarse implantes mamarios. Aunque los estudios médicos no siempre encuentran evidencia concreta, estas pacientes desean retirar el implante y, después de la explantación, sienten que sus problemas mejoraron.
“Pero no todas las razones son médicas. Existe una clara tendencia hacia un cambio en la sociedad, con un mayor enfoque en la salud y el deporte, donde los implantes grandes de generaciones anteriores pueden resultar incómodos para actividades deportivas. También se incluye a pacientes que, por la edad, ya no desean tener implantes, así como aquellas que simplemente se cansan de tener un implante o sienten que ya cumplió su propósito”, detalla Serén, creador del protocolo ERABAS de cirugía mamaria —que permite una recuperación en menos de 48 horas en el 95% de los casos—.
Un procedimiento que va más allá de la simple extracción
La cirugía de explantación es un procedimiento quirúrgico complejo que busca reconstruir la mama, permitiendo a la paciente tener mamas pequeñas y levantadas en su lugar. No se trata simplemente de retirar el implante, sino de remodelar completamente la zona.
Existen diversas técnicas para realizar la explantación y reconstruir la mama resultante. Las técnicas clásicas, como la mastopexia en T invertida, conviven con opciones más modernas como las técnicas de cicatrices reducidas, que buscan modelar la mama con cicatrices poco visibles, incluyendo formas en L, palo de hockey, J, mini T o mini ancla.
Una innovación destacada es el uso de colgajos de relleno o “autoprótesis”: se retira el implante y todo el tejido de piel que sobra de la mama (que antes contenía el implante grande) se recicla y utiliza como relleno para modelar la nueva mama.
Los injertos grasos representan otra alternativa prometedora. Se realiza una liposucción en otras áreas del cuerpo para obtener grasa, que se procesa y se injerta en la mama. Esto ayuda a rearmar la mama y darle forma y volumen, logrando mamas más pequeñas y levantadas. El injerto graso también puede mejorar la temperatura y el tacto de la mama reconstruida, haciéndola sentir más natural.
Además, se pueden utilizar mallas absorbibles conocidas como “internal bra’, que quedan dentro del cuerpo por un tiempo no mayor a los dos años, ayudando a que las mamas siempre queden armadas, simulando un corpiño interno.
“Determinar si una paciente es candidata para una explantación requiere una evaluación integral que va más allá del estado de la mama y el implante. La paciente debe estar sana y en condiciones óptimas para la cirugía, con una evaluación prequirúrgica completa que incluye evaluación psicológica, cardiológica con riesgo quirúrgico, laboratorio completo de sangre y orina, ecografía mamaria y mamografía”, agrega Seren. Es clave que los valores de laboratorio estén “perfectos”.
Expectativas realistas sobre los resultados
Las pacientes que optan por la reconstrucción sin implantes pueden esperar mamas de menor tamaño que antes, levantadas y armónicas. “La satisfacción se relaciona con la recuperación de una imagen corporal armónica y, si es posible, la simetría y apariencia natural de la mama”, detalla Seren y da cuenta de una tendencia, que se enmarca en un cambio más amplio en la cirugía plástica, que apunta hacia resultados más naturales, acordes al cuerpo y que no se noten artificiales.
La clave está en abordar cada caso de manera individual, con una evaluación médica rigurosa y una conversación honesta sobre expectativas, riesgos y beneficios. Solo así esta opción quirúrgica podrá seguir siendo una alternativa válida y segura para quienes la necesiten. “La explantación mamaria no es una moda pasajera, sino una respuesta médica a necesidades reales que merecen ser atendidas con la misma seriedad y profesionalismo que cualquier otro procedimiento quirúrgico”, concluye Seren.
Juan Manuel Seren (MN 107.174): Pionero en la implementación de protocolos de rápida recuperación mamaria y creador del innovador protocolo ERABAS de cirugía mamaria que permite una recuperación rápida y con mínimo disconfort. Con más de 20 años de experiencia, transformó la forma en que se llevan a cabo los procedimientos de aumento, reducción, levantamiento, reconstrucción y cirugía de género.
El protocolo ERABAS se caracteriza por una mínima incisión, sin vendajes ni drenajes, lo que asegura una recuperación extremadamente rápida, con más del 95% de los pacientes recuperados en menos de 48 horas.
El especialista se graduó con honores en la Fundación Barceló – Universidad de Ciencias Médicas de Buenos Aires y realizó su residencia en cirugía general en el Hospital Churruca-Visca. Posteriormente, se especializó en cirugía plástica, estética y reparadora en la Pontificia Universidad Católica Argentina, Santa María de Buenos Aires, donde egresó con un promedio de 10.