UNA MIRADA EVOLUTIVA PARA COMPRENDER EL MOMENTO ACTUAL DE LAS EMPRESAS ARGENTINAS.
En tiempos de cambio permanente, presiones económicas y transformación cultural, la pregunta ya no es solo si las empresas son rentables, competitivas o tecnológicamente preparadas; el nuevo desafío consta en entender desde qué nivel de conciencia organizacional operan.
¿Están enfocadas únicamente en el control jerárquico? ¿Prioriza la eficiencia sin mirar el bienestar de sus equipos? ¿O buscan una evolución integral hacia culturas más autogestionadas y con propósito?
El autor belga Frederic Laloux propuso en Reinventar las organizaciones (2014) una teoría que ha revolucionado el análisis empresarial: existen distintos niveles evolutivos en el desarrollo organizacional, cada uno con su lógica, estructura y visión del mundo. Desde estructuras autoritarias hasta modelos más humanos, colaborativos y adaptativos, Laloux clasificó estos estadios en cinco colores: Rojo, Ámbar, Naranja, Verde y Teal.
Hoy, esta mirada se vuelve cada vez más relevante para el contexto argentino, donde conviven grandes corporaciones con prácticas aún jerárquicas, pymes con estructuras familiares, y startups que ya nacen con horizontes más horizontales.
De las jerarquías al propósito evolutivo:
La teoría de Laloux propone una evolución que no solo es estructural, sino también cultural y de liderazgo. Las organizaciones Rojo y Ámbar, propias de sistemas autoritarios, ya no son predominantes en el ecosistema económico formal. Sin embargo, muchas empresas argentinas aún operan desde el paradigma Ámbar: jerarquías rígidas, control, roles fijos y resistencia al cambio.
El siguiente paso, el nivel Naranja, se caracteriza por el foco en la eficiencia, el éxito y el rendimiento. Aquí se ubican muchas multinacionales y empresas con mirada estratégica, que priorizan resultados sobre vínculos. Más arriba, el nivel Verde empieza a valorar la inclusión, el bienestar, la cultura organizacional y la participación. En la cima se encuentra el nivel Teal: organizaciones autogestionadas, basadas en la confianza, el propósito compartido y el desarrollo integral de las personas.
“En Integralis Consulting tomamos el modelo de Laloux como una brújula para ayudar a las organizaciones a evolucionar sin perder su esencia. Además de desarrollar aplicaciones, basadas en el estudio de diversos autores, como Ken Wilber, con la Teoría Integral; los trabajos de Clare W. Graves, Don E. Beck y Christopher Cowan sobre Spiral Dynamics; entre otros. Una de nuestras prioridades es reconocer el punto de partida de cada organización para acompañar procesos reales de transformación”, explica Ignacio Martínez, Head de Integralis Consulting.
El caso argentino: entre la supervivencia y la evolución
En Argentina, donde el contexto económico obliga muchas veces a tomar decisiones de corto plazo, muchas empresas se mantienen en niveles Ámbar o Naranja. No obstante, se observa un crecimiento de organizaciones que buscan evolucionar hacia formas más ágiles, inclusivas y con impacto positivo.
Según estudios internos de Integralis y otras firmas del sector, el 74% de los proyectos fracasa cuando se ejecutan con metodologías convencionales. En contraste, aplicando prácticas como las “juntas efectivas”, se logra un ahorro operativo promedio del 20%. Además, con la metodología TRACKS de Integralis, las organizaciones desarrollan productos cinco veces más rápido y toman decisiones tres veces más ágilmente (fuente: McKinsey, Leading Agile Transformation).
Estos datos son una llamada de atención: no basta con tener una estrategia clara o un equipo capacitado, es necesario alinear estructura, cultura, procesos y liderazgo bajo una lógica evolutiva coherente si se desea evolucionar la organización.
Beneficios de evolucionar una organización a Teal
- Mayor autonomía y responsabilidad.
- Innovación más orgánica y continua.
- Personas más comprometidas y plenas.
- Propósito evolutivo como brújula: hay una coherencia entre el “por qué”, el “cómo” y el “qué” se hace.
- Cultura basada en la confianza: se reemplaza el miedo y el control por relaciones de respeto y colaboración. Se construyen vínculos más fuertes entre personas y áreas.
- Más resiliencia organizacional: el liderazgo es distribuido.
Una organización, múltiples niveles
Las empresas no son homogéneas. Pueden tener una cultura de nivel Verde, pero una estructura operativa Ámbar. O líderes con conciencia Teal, pero procesos rígidos que impiden el cambio.
Desde Integralis proponen evaluar el nivel de desarrollo general de una organización a partir de sus “líneas de desarrollo”: cultura, liderazgo, estrategia, estructura, procesos, indicadores (KPI’s), entre otras. “Una organización puede estar evolucionando en algunas áreas y estancada en otras. Lo importante es identificar estos desajustes y trabajar sobre ellos de forma integrada”, explica Martínez.
La consultora desarrolló herramientas como la Evaluación MDI, para detectar los niveles de desarrollo en personas, equipos y organizaciones, y la app Future Search, que permite mapear la planificación estratégica en una sola página. Además, ofrece formaciones alineadas con la Teoría Integral de Ken Wilber, que aborda el desarrollo en cuatro dimensiones clave: persona, cultura, impacto y sistemas.
Así, una empresa Naranja no debería abandonar su foco en la eficiencia al evolucionar hacia Verde, sino sumarle prácticas que fortalezcan la colaboración y el bienestar del equipo. Lo mismo para el paso hacia el nivel Teal: se trata de integrar autogestión, propósito y desarrollo humano sin perder claridad en los objetivos.
“Lo que proponemos desde Integralis no es un modelo rígido, sino un marco evolutivo que permite a las organizaciones tener una conversación honesta sobre su presente y su futuro. Ayudamos a mirar en profundidad, integrar lo que ya funciona y abrir el camino hacia una cultura más consciente, ágil y conectada con el propósito”, concluye Ignacio Martínez.
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