Día de un rey

Es el tiempo perfecto de los astros,
es la cálida esencia del amor,
es capullo de sueño en mi camino.
Ver tu cuerpo de trigo, tierno y frágil,
fue mirar el poema de la luz;
en mis ojos un lago de vehemencia
nubló mi corazón hecho de rosas;
eres ángel que cuida mi castillo,
eres verbo encendido que me alienta.

En este ir y venir de caminantes
de lejanas estrellas y de arena,
tú estarás en la cima de la vida
remendando con hilos de ternura
el campo y la ciudad. Que tu guitarra
no deje de entonar himnos eternos.
Eres junco del alba en mis praderas,
patria abierta con sol y tierra arada.
Cada sílaba amada de tu nombre
estará en la montaña con banderas
que anuncian libertad.

En tu luna hay colores de esperanza,
tu mochila de brisa y pentagramas
lleva miel y sonrisas que repartes
al que yace sin pan en la calzada.
Has llegado a la hora del incendio
cuando en lánguido coro el mundo gime,
que tus manos construyan los andamios
que nos lleven al tramo luminoso
del abrazo entre hermanos.

En cuadernos de amor te escribo versos
con augurios de albas luminosas,
para ti, fruto dulce de mi vientre,
una sacra canción que te bendice,
la armadura de Dios que te protege,
y un océano de paz donde navegues.


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