CADA 22 DE FEBRERO, EL DÍA DE LA ANTÁRTIDA ARGENTINA CONMEMORA EL IZAMIENTO DE LA BANDERA EN LA ISLA LAURIE EN 1904, MARCANDO EL INICIO DE UNA PRESENCIA ININTERRUMPIDA. SIN EMBARGO, LA SOBERANÍA NO SE DECLAMA, SE EJERCE, Y ESO IMPLICA FORTALECER NUESTRA INFRAESTRUCTURA EN UN TERRITORIO CADA VEZ MÁS CODICIADO.
Hoy, la Antártida cobra una importancia geopolítica sin precedentes. ¿Cómo puede Argentina convertir su presencia histórica en una estrategia efectiva? ¿Qué rol cumple Tierra del Fuego en la consolidación del país como el principal hub logístico de la región? Sobre estos temas conversamos con Juan Rattenbach (ARG), abogado y magíster en economía aplicada, especializado en historia económica, política exterior argentina y Malvinas.
¿Qué representa hoy la Antártida dentro de nuestra proyección geopolítica y qué desafíos enfrenta Argentina?
La Antártida convierte a Argentina en una nación bicontinental y es clave en su estrategia geopolítica. Alberga la mayor reserva de agua dulce y se vincula con el Atlántico Sur, una fuente crucial de proteína animal. Mantener el liderazgo en la región implica sostener la mayor cantidad de bases permanentes y reforzar la infraestructura para seguir siendo una referencia mundial.
El gran desafío es consolidar la Antártida como política de Estado, asegurando su continuidad más allá de los cambios de gobierno. Con un creciente interés internacional sobre la región, Argentina debe fortalecer su presencia para no perder protagonismo en un escenario cada vez más competitivo.
¿Cómo debería posicionarse Tierra del Fuego como centro logístico antártico?
Tierra del Fuego es el punto de conexión natural con la Antártida. Mientras la ocupación británica en Malvinas sigue siendo un obstáculo geopolítico, el Tratado Antártico regula nuestra presencia en la región. Ushuaia y Río Grande juegan un rol clave en el turismo y en la logística científica, pero para consolidar su posición es fundamental avanzar en infraestructura estratégica.
La finalización de la Base Naval Integrada en Ushuaia y el desarrollo de Base Petrel son pasos importantes, pero también lo es la construcción de un puerto multimodal en Río Grande. Además, Tierra del Fuego puede convertirse en un nodo clave de aprovisionamiento para bases argentinas y extranjeras, desde insumos hasta alimentos frescos, generando una importante oportunidad económica.
¿Qué se está haciendo en términos de financiamiento para las bases argentinas en la Antártida?
El desafío es garantizar la continuidad de los proyectos más allá de las coyunturas económicas. La reinauguración de Base Petrel, que vuelve a operar todo el año con una pista de aterrizaje conectada a Río Grande, es un avance significativo, al igual que la construcción de un muelle que fortalecerá el acceso marítimo.
El Fondo de la Defensa Nacional (FONDEF) es una herramienta clave para financiar estos desarrollos, aunque hay debates sobre la velocidad de ejecución de los fondos. Si no se destinan a tiempo, pueden afectar tanto las misiones científicas como el avance en infraestructura estratégica, debilitando la presencia argentina en la región.
¿Cómo avanza Argentina en turismo antártico en comparación con Chile?
Chile ha desarrollado el turismo antártico con rutas marítimas y aéreas, mientras que Argentina, aunque pionera en 1958, perdió protagonismo tras 1982 y el cierre de la estatal ELMA en los 90. Hoy, Ushuaia es el principal puerto de cruceros a la Antártida, pero la mayoría de las empresas que operan no son argentinas.
Para revertir esto, es necesario fomentar empresas nacionales y mejorar la infraestructura. La Base Naval Integrada en Ushuaia, impulsada por el Ministerio de Defensa y Tandanor, es una oportunidad para potenciar tanto la logística como el turismo. A futuro, Argentina debería complementar el turismo marítimo con rutas aéreas, como ya hace Chile, ampliando el acceso al continente con operadores nacionales.
¿Qué incentivos podrían potenciar nuestra presencia en la Antártida?
La Ley 19.640 ya establece un marco para otorgar incentivos fiscales y económicos a proyectos vinculados con la Antártida. Más que crear nueva legislación, el desafío es asegurar que estos beneficios se ejecuten de manera efectiva, transformándolos en inversiones productivas y científicas concretas.
¿Cómo puede Argentina reforzar su posición en la competencia logística con el Reino Unido en Malvinas?
Existe una disputa no declarada entre Argentina y Chile por un lado y el Reino Unido en Malvinas por otro, sobre quién dominará la logística antártica. Punta Arenas, Ushuaia-Río Grande o Malvinas son los principales candidatos, y consolidar Tierra del Fuego como eje logístico es clave para evitar que el Reino Unido avance en la región.
El proyecto británico de expansión portuaria en Malvinas quedó suspendido, lo que representa una oportunidad para que Argentina refuerce su desarrollo logístico y gane ventaja en la competencia.
¿Qué enfoque debería adoptar Argentina en política exterior y en la causa Malvinas?
La estrategia exterior argentina debe coordinarse a nivel regional para sostener el reclamo soberano sobre Malvinas. La falta de una planificación a largo plazo ha debilitado la continuidad del reclamo a través de distintos gobiernos, por lo que es fundamental fortalecer las relaciones con Brasil y otros países vecinos, evitando acuerdos que favorezcan a Chile en su cooperación con el Reino Unido.
Además, Argentina debe complementar la política exterior con medidas concretas en defensa y desarrollo económico, especialmente en Tierra del Fuego, donde la infraestructura es determinante para la proyección antártica.
El turismo también puede jugar un rol estratégico en la soberanía. Ushuaia, como principal destino del Atlántico Sur, tiene un papel clave en la difusión de la historia argentina y la causa Malvinas ante turistas extranjeros. Por otro lado, la capacitación en soberanía debe institucionalizarse en la formación de funcionarios para garantizar una estrategia consistente a largo plazo.
