Seguridad del paciente, el corazón de la calidad asistencial

EL ERROR EN MEDICINA EXISTE, Y SU POTENCIALIDAD DE HACER DAÑO AL PACIENTE ES UNA PREOCUPACIÓN CONSTANTE (O DEBIERA SERLO), PARA QUIENES GESTIONAN LA SALUD EN CUALQUIER ÁMBITO

La seguridad del paciente es una dimensión esencial de la calidad asistencial. No existe excelencia en medicina si no se implementan procesos seguros, supeditados a un sistema de gestión con seguimiento, en lo posible, interno y externo. En este sentido,  lo mínimo que una institución puede hacer al respecto es asegurarse que los riesgos asociados al cuidado están  identificados,  gestionados y mitigados.

Todos los procesos médicos están sujetos a error por dos razones: los profesionales sanitarios son falibles y el sistema sanitario no está diseñado bajo pruebas de fallo. Frente a esta realidad, se han desarrollado múltiples acciones dirigidas a reforzar la seguridad del paciente, entre ellas:

  • reconocer los errores abiertamente,
  • hacer gestión proactiva de los riesgos sanitarios,
  • conformar equipos multidisciplinarios para fomentar una visión sistémica de la experiencia asistencial,
  • contar e incluir al paciente para velar por su propia seguridad,
  • disponer de grupos que gestionen y administren la calidad,
  • usar listas de verificación en cada paso de procesos invasivos, tanto en cirugías mayores como en las de baja complejidad,
  • y capacitar a los profesionales por medio de simulación que incluyan estos riesgos asistenciales.

A estas medidas se suman otras igualmente relevantes, como las rondas de calidad del liderazgo, el pase de guardia o traspaso de información bajo premisas de comunicación efectiva, y el doble control en la administración de fármacos de riesgo,  que son aquellos que en caso de uso inadecuado pueden provocar daño severo o incluso la muerte.

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La cultura de la seguridad del paciente se construye a partir de conductas, procesos y formación que generan un estilo organizacional orientado a prevenir errores. Se trata de aceptar que los riesgo asistenciales podrían materializarse en un daño efectivo y, cuando esto sucede,  se debe aprender a partir de ellos. Recorrer este camino requiere acciones aprobadas y muchas veces impulsadas por el máximo liderazgo institucional, ya que resulta casi imposible avanzar sin un liderazgo convencido de la excelencia y  del principio clave y guía de la mejora continua. Lo importante es dar pasos permanentes hacia una cultura de aprendizaje, fundada en el conocimiento profundo de las fortalezas y de las oportunidades de mejora.

En este proceso, la formación de los profesionales sanitarios es de vital importancia. Debe ser permanente, porque la mejora continua también lo es. Se intenta formar personas que valoren el trabajo bien hecho y que se sientan cómodas con actividades estandarizadas y protocolizadas, porque en la variabilidad se originan s y un uso ineficiente de  los recursos.

La seguridad, como premisa de la calidad asistencial, coloca al paciente en el centro de todo enfoque, de todos los esfuerzos. Para una institución, la seguridad del paciente es lo primero, y el esfuerzo cotidiano debe estar dirigido hacia él y a su entorno familiar y/o social. Cuando todos los sanitaristas asuman el reto de dar prioridad al paciente antes que a cualquier otra cuestión, los hospitales serán más seguros.

En esta temática, el marco regulatorio que integran las leyes No. 26.529 y 26.742, respecto a los Derechos y Deberes del Paciente constituye una base fundamental.

La información de la historia clínica de cada paciente es sagrada. Algunas estrategias para protegerla incluyen:

  • acceso restringido a la historia clínica,
  • trazabilidad de datos,
  • registro preciso y temporal de la atención asistencial.
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Junto con estas medidas, cobran importancia los sistemas transparentes y anónimos para reportar incidentes de seguridad. Plataformas exclusivas permiten recibir y gestionar informes, mantener registros trazables y garantizar que todos los miembros del equipo puedan informar incidencias, errores y eventos adversos asociados al cuidado sanitario

En el plano internacional, existen modelos de acreditación o certificación de parámetros de seguridad que funcionan como referencia, como es el caso de La Joint Commission International o JCI, que es el organismo más prestigioso del mundo en evaluación de parámetros basados en la evidencia sobre seguridad del paciente.

En definitiva, la seguridad del paciente debe ser un punto prioritario en la marcha de toda institución sanitaria. Contar con un liderazgo promotor de esta dimensión de la calidad y con un equipo experto en la materia son, en última instancia, la clave del éxito para consolidar esta cultura, clave en instituciones de la salud.

Dra. Ana Fajreldines (MN 12816)
Jefa del Departamento de Calidad y Seguridad del Paciente
Hospital Alemán