EN UN ESCENARIO DONDE LA IA GENERARÁ UN INCREMENTO DEL 14% EN LA ECONOMÍA GLOBAL EN LOS PRÓXIMOS AÑOS Y PARA 2030 HABRÁ UN ESTIMADO DE 7.500 MILLONES DE CUENTAS ACTIVAS CONECTADAS A INTERNET, LOS DATA CENTERS ENFRENTAN UNA NUEVA ETAPA DE TRANSFORMACIÓN PARA PODER HACERLE FRENTE A ESTAS DEMANDAS.
Durante el evento “AI Ready Data Centers” organizado por Schneider Electric, se analizaron los impactos del crecimiento exponencial de la economía digital sobre la infraestructura energética global. El encuentro abordó cómo tecnologías como la inteligencia artificial, el Big Data y el internet de las cosas (IoT) están transformando radicalmente la demanda energética en el mundo.
Las proyecciones son determinantes: hacia 2050, el consumo energético global podría alcanzar los 70 TWh, impulsado principalmente por el procesamiento, almacenamiento y transmisión de datos. Para 2030, se estima que el 90% de los usuarios estarán conectados a internet, lo cual representa un estimado de 7.500 millones de cuentas activas. A su vez, habrá más de 100 billones de dispositivos IoT activos en todo el mundo.
Esta transformación viene acompañada por un fuerte crecimiento en inversiones en inteligencia artificial. Si bien Argentina avanza a un ritmo diferente, a nivel global ya se observan inversiones significativas tanto desde el sector privado como público. De hecho, se estima que la IA generará un incremento del 14% en la economía global en los próximos años.
Un ejemplo claro del ritmo de adopción es ChatGPT, que alcanzó los 100 millones de usuarios en apenas dos meses, algo que le llevó siete años lograr a Internet. Sin embargo, ya es considerado lento: Deepseek lo logró en 20 días. Este nivel de adopción plantea enormes desafíos, especialmente para los data centers, ya que son el eje central de la nueva infraestructura digital.
El Rol y el desafío de los Data Centers
En este escenario, uno de los focos centrales es el rol de los data centers, que enfrentan una nueva etapa de transformación. La infraestructura actual comienza a mostrar límites frente a la creciente carga energética de la inteligencia artificial, cuyo consumo representa hoy un 13% del total energético de un centro de datos, con proyecciones que podrían llegar al 40% para 2030.
Esta nueva realidad plantea la necesidad de evolucionar hacia infraestructuras híbridas: centros de datos capaces de soportar cargas dinámicas, de alta disponibilidad y con diseños adaptados específicamente a las demandas de la IA. Además, el mercado enfrenta una escasez global de talento técnico especializado en la operación de estos entornos complejos, lo que impacta tanto en costos como en escalabilidad.
La sostenibilidad energética también se vuelve un factor estratégico. Frente al aumento de la demanda, ya no basta con ampliar capacidad: es imprescindible hacerlo con energía limpia. En este contexto, Sudamérica —y especialmente Argentina— emergen como regiones clave por su acceso a fuentes renovables y energía limpia, que permiten acompañar el crecimiento de manera más responsable.
“La inteligencia artificial impulsa una nueva revolución industrial que nos obliga a repensar modelos de negocio, capacidades humanas e infraestructura. En este escenario, Argentina tiene una oportunidad estratégica: su matriz renovable, talento técnico y condiciones atractivas para captar inversiones que posicionan al país como un actor clave en el desarrollo regional de data centers de próxima generación. Para sostener este crecimiento, necesitamos seguir fortaleciendo nuestras redes eléctricas, modernizar la infraestructura crítica y generar las condiciones para un ecosistema competitivo y sostenible en el tiempo”, afirma Hernán Neirotti, Regional Manager – Pre Sales & Business Development – Secure Power Division en Schneider Electric
Estudios recientes de Schneider Electric, publicados en diciembre de 2023 y julio de 2024, confirman una aceleración significativa en la curva de demanda energética de los data centers a nivel mundial. En apenas seis meses, la proyección de crecimiento se volvió aún más pronunciada y pasará de algo más del 1% a duplicarse en pocos años.
El futuro de la infraestructura digital estará marcado por cinco prioridades: eficiencia energética, electrificación sostenible, infraestructura adaptable, disponibilidad continua y desarrollo de talento. El desafío ya no es tecnológico: es energético.