“La mayor cantidad de intervenciones que tenemos en nuestros centros de salud pueden resolverse de forma ambulatoria, ya que son cirugías que no requieren internación postoperatoria” explica la Dra.
Entre las principales que solemos atender podemos nombrar: patologías del canal inguinal, como hernias inguinales e hidroceles. Otras patologías del prepucio (como la fimosis, las hernias umbilicales y epigástricas). Falta de descenso testicular, el frenillo lingual corto, la patología cervical - como el quiste tirogloso - entre otras. Pero, también, llegan a la consulta enfermedades que requieren otro tiempo de estudio y dedicación, como tumores abdominales, patología ginecológica como quistes y tumores ováricos o anexiales. Y, actualmente - debido a la relación con una alimentación actual no saludable - pacientes con litiasis vesicular, es decir, los comúnmente llamados cálculos biliares.
Por otro lado, la profesional advierte: “el paciente pediátrico, a diferencia del adulto, manifiesta siempre una recuperación más enérgica y rápida, pero esto no debe hacer descuidar las indicaciones de reposo de actividad física que en toda cirugía se requiere. Es importante poner en conocimiento que la utilización de la cirugía mínimamente invasiva, como es la laparoscopía, aporta mayores beneficios cosméticos debido a incisiones muy pequeñas, por lo que sugiere un postoperatorio acotado con menor requerimiento de analgesia”.
“Solemos decir que los pacientes pediátricos ‘no son adultos de pequeño tamaño’, y esto es un concepto importante a tener en cuenta en un equipo de tratamiento de niños. El niño - al ser atendido - no se presenta solo a la consulta, sino que es un paciente con su familia. Esto implica que el cirujano que asista a este paciente sea un profesional capacitado en todas las áreas para comprender tanto la anatomía como la fisiología de un niño, pero también sea capaz de abarcar el campo emocional. Debe saber cómo interpretar a un paciente que no puede comunicarse, que no sabe transmitir su dolencia y que es incapaz de manifestar el dolor como los adultos lo conocemos” comenta la profesional.
La especialista indica que “Toda persona que vaya a ser sometida a un acto quirúrgico debe saber y tiene derecho a recibir información completa sobre el mismo. Los niños no deben ser la excepción. Preparar a un paciente pediátrico para su ingreso a quirófano implica que el mismo lo haga en forma tranquila y sin miedos, acompañado de sus padres o quién elija en un ambiente cuidado. Esta preparación se puede realizar con una buena comunicación con el equipo quirúrgico y los padres junto con el paciente, pero la mejor manera de realizarlo es con psicoprofilaxis quirúrgica con un profesional adecuado”.
En DIM Centros de Salud contamos con cirujanos pediátricos, cirujanos formados y especializados en patologías congénitas y habituados a comprender un lenguaje diferente. El equipo con el que trabaja el cirujano pediátrico siempre es elegido en forma muy cuidadosa, anestesiólogos expertos en niños, enfermeros acostumbrados a áreas pediátricas, un ambiente dedicado para ellos, todo esto hace de la especialidad una gran diferencia para minimizar los riesgos habituales de cualquier procedimiento quirúrgico.