Norte en Línea - Una fiesta en el Palacio

Una fiesta en el Palacio

Una fiesta en el Palacio
25 Mar
2021

Secretitos bien guardados. Esos misterior que la cuarentena develó con ahínco. Eso te pasa en el jardín escondido del Palacio Balcarce, donde casi se trata de pasar del almuerzo a la merienda sin descanso.

Sigue siendo misteriosa Buenos Aires. No hay como disfrazars de turista y recorrerla con ojos asombrados, listos para la sorpresa. Tiene la virtud de esas damas renacentistas que podían sorprender todos los días con una habilidad. Donde Quintana se pone calma y el barrio emerge como suspiros de otra época, allí mismo se guarece un jardín escondido, ideal para tiempos de pandemia donde el aire libre se transformó en bien escaso.

Pero más allá de su corazón abierto al aire, hay otro que se profundiza en la belleza del saber hacer. Un proyecto gastronómico se cuece con altura, pensando con cariño el espacio que habita. Apropiándoselo desde los sabores y también desd sus posibilidades. Una sinergia estético gastronómica que no deja fuera los potenciales culturales.

Inicialmente, la calle donde se ubica el solar fue de tierra y tuvo por finalidad unir la incipiente ciudad con el Convento de los Recoletos. Se la conoció como la Calle Larga de los Recoletos, por no tener interrupciones entre Callao y las Cinco Esquinas. No fue delineada por perito alguno, siendo lóbrega de día y tétrica y pavorosa por oscura y solitaria de noche en sus comienzos. Siendo Torcuato de Alvear Intendente de Buenos Aires, hizo prolongar esta calle hasta el Camino del Bajo. En el intervalo fue asiento de un Circo y de la Compañía de Tranvías Buenos Aires en 1869, siendo camino obligado para ir a Palermo, pero en general y fuera de los días festivos, su tránsito era casi exclusivamente de cortejos fúnebres hasta el cementerio de la calle Junín. Su nombre definitivo de Av. Pte. Quintana le fue impuesto en 1906. Como dato histórico y anecdótico, en esta Avenida en su intersección con Callao fue asesinado el entonces Jefe de Policía de la Ciudad, Coronel Ramón L. Falcón. Hoy es el límite natural de la Recoleta.

La casa fue propiedad de José González Balcarce y de Rosa Aguirre Anchorena de Balcarce, quienes iniciaron su construcción en 1913 finalizándola en 1916 bajo proyecto del arquitecto británico Walter Basset Smith. Su diseño se inscribe en la arquitectura rcléctica, en boga en nuestro país entre los años 1880 y 1940 en los que este adquirió su conformación europeizada.

Los González Balcarce constituían una familia de nobleza patricia, estando relacionada con el Gral San Martín, quien fuera padrino de bautismo de Don José Patricio González Balcarce, padre del primer propietario de esta propiedad. Esta casa, aproximadamente 20 años después, fue adquirida a sus primeros propietarios por la República de Alemania para residencia de su Embajador. Al finalizar la Segunda Guerra Mundial, la Argentina incautó del edificio. Esta construcción, de estilo eduardiano se conserva dentro de sus características originales, siendo un reducto de refinado gusto estético.

Hoy, la belleza está plena en sus espacios, es reinvindicada por el placer del buen comer. Con un menú de carta sintética pero solvente, que enarbola el amor por los buenos ingredientes, la confluencia de ambiente, atención, sabor y experiencia se viven con agrado. Una carta que supone un recorrido completo, incluyendo postre o café, que invita a saborear con precio justo y cuidadas presentaciones abundantes.

Hay pesca y carne, risottos y burrata…, una serie de tentaciones medidas en la variedad, como indican las cocinas Michelin. Un devenir de cadencia dominguera puebla cualquier día de la semana. Sorpresas de cata y ópera se desgajan en cualquier momento. Una oportunidad para ver la pasión por el hacer el movimiento. Un sitio para darse la oportunidad de disfrutar desde múltiples sentidos y hacerse dueño de un palacio por un ratito.


Por Flavia Tomaello, https://flaviatomaello.blog/ , Instagram @flavia.tomaello

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