Del mismo modo, es positivo que se eviten las presunciones: si el niño no se conecta con las clases virtuales o demora la entrega de sus tareas, no asumir de manera directa que el hecho está relacionado con su adaptación curricular: la escuela necesita ser capaz de indagar los motivos, preguntar y, de ser posible, acercar soluciones.
Fomentar el desarrollo social
Así como se hace en el modelo presencial, la escuela puede fomentar acciones sociales en épocas de educación a distancia y, por ejemplo, buscar familias que tengan mayor empatía y trabajar para que los hijos de estas sean “abanderados de la inclusión” del niño que lo necesita.
Es un buen momento para desarrollar otras vías de comunicación y vínculo no exploradas en la escuela. A un niño le puede resultar menos hostil la comunicación por algún chat que la presencial.