Los miembros de esta Alianza se encuentran en constante oración y súplica a Dios para que el pueblo nicaragüense encuentre sosiego y paz entre ellos. Que así también sea Dios quien lleve consuelo a las familias y seres amados de aquellos que perecieron en estas violentas confrontaciones.
Rogamos a nuestro Señor que Él fortalezca por medio de la unidad a los creyentes. Que se constituyan en agentes de pacificación para que se produzca un cese en la violencia y se establezca la justicia que engrandezca a Nicaragua. Adherimos al Pronunciamiento emitido por la entidad cristiana Tearfund -al servicio de la niñez y la juventud- (ver aquí), el cual es también suscripto por el Consejo Evangélico de Venezuela. Esperamos que los organismos internacionales y otros países se pronuncien prontamente en igual sentido.
Animamos al pueblo nicaragüense a no bajar los brazos en favor de la paz. A las autoridades del Gobierno, fuerzas de seguridad y demás organismos solicitamos que actúen como servidores públicos que garantizan el orden, la paz, la libertad y el bien común en todo el territorio nicaragüense. Que se respete la dignidad y los derechos de cada habitante, reconociendo que si invocan la protección del Altísimo, Nicaragua se constituirá en una nación que Dios bendice.
Pedimos a todas las Iglesias Evangélicas Latinas que se unan en oración por nuestros hermanos de Nicaragua.