La exposición pretende ilustrar el vínculo entre la Corte de Versalles y los animales, ya sean “animales de compañía” (perros, gatos y pájaros, principalmente), bestias exóticas o criaturas “salvajes”. Ningún estudio del Palacio durante el reinado de Luis XIV estaría completo sin considerar el Royal Menagerie, que el Rey Sol había instalado cerca del Gran Canal. Era el hogar de los animales más raros y exóticos, desde pizotes hasta quaggas, casuarios y grullas de corona negra (apodadas el "pájaro real"), que constituían una colección extraordinaria de la que el rey se enorgullecía cada vez más.
Los animales de la colección de fieras también fueron una gran fuente de inspiración para los artistas de la época: ayudaron a Claude Perrault con su Historia Natural , además de servir como sujetos de disecciones a la Real Academia de Ciencias y, más tarde, a Luis XV y Luis XVI, en sus búsquedas de naturalismo.
Además de los animales reales que se recolectaron y estudiaron, el simbolismo animal se utilizó para representar el poder. La exposición ilustra el vínculo entre el establecimiento de Versalles como sede del poder, desde la construcción del propio Palacio en el sitio del antiguo pabellón de caza de Luis XIII, y el simbolismo animal.
Parte de la exposición está dedicada a la caza diaria, una actividad clave que practicaban los reyes guerreros en tiempos de paz como forma de entrenamiento y demostración de poder. En consecuencia, ocupa un lugar destacado en la iconografía real.
La exposición tiene como objetivo arrojar una nueva luz sobre los animales de Versalles y ayudar a los visitantes a descubrir los aspectos clave de la vida animal en la finca. La naturaleza simbólica y política de los animales también es evidente en la decoración del Palacio. Su uso como símbolos, en particular los inspirados en historias antiguas y medievales de la naturaleza, es extenso y aporta una nueva dimensión a Versalles.
Además de los elementos decorativos del interior de la colección de animales ahora perdida hace mucho tiempo, en particular, las pinturas de Nicasius Bernaerts, hay esculturas de jardín conocidas, como las de la Fuente Latona y el Laberinto. Este último, que ya no existe, estaba compuesto por nada menos que 300 animales hechos de plomo, dispuestos en una escena de las fábulas de Esopo y representando una visión del mundo en la que los animales hacen pronunciamientos políticos, a menudo moralizantes, siempre educativos. En total, se exhibirán 37 esculturas recuperadas de la antigua arboleda.
Los propios animales volverán en masa a Versalles, porque nunca desaparecieron por completo. Viven en el trabajo de los principales pintores del rey: desde Bernaerts, Boel y Le Brun hasta Desportes y Oudry, muchos artistas realizaron retratos de estos animales exóticos, salvajes y más familiares. Además de pinturas, habrá retratos tejidos por Gobelins Manufactory además de animales que fueron disecados, grabados y luego preservados en la Academia de Ciencias y en el Jardín del Rey, que ahora es el Museo Nacional de Historia Natural. En exhibición estará la piel del elefante asiático regalada a Luis XV, que fue donado al Museo de Pavia por Napoleón, y el esqueleto del primer elefante en Versalles, que fue obsequiado a Luis XIV por el rey de Portugal y vivió en Versalles durante 13 años.
La exposición se centra en el lugar y el papel en la corte de los animales de compañía tanto para la familia real como para los cortesanos. Los animales de compañía estaban presentes en todas partes, animando los aposentos reales, alegrando la vida cotidiana de niños y adultos por igual, como se evidencia en muchos retratos. Está claro que muchos de los soberanos, como Marie Lesczcynska , esposa de Luis XV, optaron por rodearse de sus animales favoritos.
El interés de la Corte por el mundo animal condujo a una mayor sensibilidad hacia los animales, en contraste directo con la teoría cartesiana de los animales-máquina. Madame Palatine y, más tarde, Madame de Pompadour , fueron especialmente apasionadas por ellos.
