Sus ojos color de mar lloraban salitre,
No podía apartarse de aquel marasmo.
Las hojas del almanaque caían implacables y sabía que el tiempo se acababa.
Tenía miedo de morir sin volver a enamorarse, y a la vez...a la vez huía de aquellas situaciones.
Su piel perdió lozanía y la soledad la convirtió en un ser taciturno.
Su risa de cascabeles se fue quién sabe dónde y su cuerpo de golondrina se acostumbró a los inviernos.
Así muda,quíeta se fue yendo de a poco, sin que nadie lo notase. Ella, ella que una vez fue todo amor, ahora era un despojo ...un fantasma caminando entre tumbas.