La iniciativa cuenta con el impulso del Juez de Ejecución Penal N° 1 de San Isidro, Alejandro David, y la orquesta El Cordal Ensamble, compuesta por músicos que llevan adelante el espacio, quienes compartirán sus enseñanzas todos los lunes y viernes durante tres horas. Cabe destacar que para este proyecto desde el Ministerio de Justicia de la provincia de Buenos Aires se adquirieron tres chelos, tres violines y tres violas.
Carolina Wagner, directora del Proyecto, expresó que es la primera vez que se desempeñan en contexto de encierro y que “el objetivo es brindar un espacio de aprender y hacer música. Todos estamos muy entusiasmados, tanto los participantes como nosotros, y convencidos de que la música tiene el poder de sanar y cambiar, aprender algo bello que te modifica”.
El proyecto musical se lleva adelante a través del área de Cultura de la Dirección General de Asistencia y Tratamiento, y varios de los participantes tienen conocimientos de guitarra, teclados y percusión y los vienen desarrollando en el Centro Cultural que funciona en el penal, a cargo del coordinador Pablo Montemurro. La idea ahora es profundizar esos saberes en un proceso de conformación de una orquesta musical, con la expectativa grupal de poder presentarse a fin de año.
Este lunes, en la primera clase, se desarrolló una charla reflexiva, de presentación y puesta en común, se abordó la importancia de la música en los sujetos, y hubo un acercamiento a los instrumentos.
Los lunes, las clases abordarán la enseñanza- aprendizaje de un instrumento y los viernes, lenguaje musical. El equipo docente está formado por la directora Carolina Wagner (lenguaje musical), Gustavo Nuñez (chelo), María Eugenia Romero (violín) y Sergio Bertagni (lenguaje musical).
Los referentes del proyecto son miembros de El Cordal Ensamble y plantean el acercamiento a la música desde la concepción Kodaly, a través del desarrollo de cuatro niveles en forma simultánea: un oído atento, una mente despierta, un corazón abierto y una mano entrenada.