La organización delictiva, que se dedicaba al secuestro extorsivo y al robo de bancos, había cometido más de 50 delitos gravísimos en diferentes partidos del Gran Buenos Aires. No había pistas sobre ellos, hasta que cometieron el “error” de asaltar una entidad bancaria en el centro de Tigre: allí fueron identificados tras un exhaustivo trabajo de inteligencia del Centro de Operaciones de esa ciudad.