Norte en Línea - Crónica de una Reportera

Crónica de una Reportera

Crónica de una Reportera
02 May
2024

La aldea había sido atacada una hora antes. A uno y otro lado de las calles los socorristas levantaban escombros liberando a personas heridas. Los gritos de dolor se confundían con aquellas voces que llamaban a sus familiares; en vano pronunciaban los nombres de aquellos que nunca aparecerían con vida. A lo lejos pude divisar la figura de un pequeño, no tendría más de tres años. Estaba parado en medio de la calle llamando a su madre, la sangre corría de su cabeza hacia su frente haciendo una línea que escurría desde su nariz hasta la boca. Con el puño se limpió las lágrimas, la sangre y siguió llamando a la madre que no aparecía. En la otra mano llevaba un peluche, con las piernas hecha girones y la cabeza colgando al otro lado.

Guardé mi cámara en el estuche y corrí en su ayuda. Le hice señas para que se acercara, pero él parecía clavado en el suelo, inmóvil, asustado ante la conmoción de lo ocurrido. La distancia era considerable.Caí, tropecé, perdí el calzado, y seguí caminando descalza sobre los escombros y las piedras partidas. Mis pies sangraban.


Pronto caí de rodillas y también sangraron. Nada me importó en la carrera por ir en busca del pequeño.


- Vamos ¡¡acércate !!ven vamos niño!! ven hasta acá!!!
Pero el niño seguía clavado en el suelo. Solo hizo una sonrisa, un pequeño gesto para que advirtiera que él estaba ahí, y no era una estatua. Corrí cuánto pude, esquivando mampostería, muertos, y gente que iba y venía.
De pronto el tronar de los aviones dio aviso de su regreso.
El pánico se leía en los rostros de quienes corrían mirando el cielo, tratando de adivinar dónde caería la siguiente bomba. Apuré el paso, tropecé y caí,una dos, tres veces, cuando de pronto el horror de lo imprevisto nos paralizó a todos. Los aviones abrieron sus compuertas y las bombas comenzaron a caer aquí y allá.

- Corre niño -grité agitando los brazos- ¡vamos ven para acá vamos corre niño!! -repetí haciéndole señas. Pero él seguía ahí, quieto, solo mirándome con sus grandes ojos del color de los olivos. Entonces , se plasmó la escena que había fotografiado decena de veces con el horror al que no me acostumbraba ; vi caer una bomba y así en medio de una nube de polvo que crecía en forma de hongo vi como gotas rojas de sangre, se esparcían sin piedad llevándose la vida de otro inocente.
Me culpé por no poder alcanzarlo, por no poder correr más rápido, por no dejar que mis pies quedaran hechos trizas por el camino y correr, y correr, y correr ...para abrazarlo y salvarlo. Ya era tarde . Sin sentir ya dolor,me deje caer sobre las rodillas. Grité. Grité y maldije a
a la guerra.
Alguien me tomó de los brazos me ayudó a levantarme y me sacó de aquel lugar donde la nube de polvo se expandía
cada vez más asfixiándonos. Miré para atrás como esperando verlo ahí parado y decirle¡ Ya voy ! ¡ya voy! pero él no estaba. Solo la nube de polvo se extendía cruel sobre toda la gente que corría ya sin esperanza de rescatar a los que una vez fueron , padres, hijos hermanos. Como si no pudiera creer lo que veia, giré otra vez,esperando verlo ahí parado, entonces diría

- ¡Ya voy ya voy! pero él no estaba. Solo la nube de polvo se extendía cruel sobre toda la gente que corría y ya no había esperanza de rescatar a quienes quizás aún estuvieran con vida debajo de los escombros porque las bombas seguían cayendo sin dar tiempo, con la crueldad de aquellos que no tienen corazón y solo piensan en matar.
Me ardían los pies ensangrentados y las rodillas lastimadas. Hubiera dado toda mi sangre con tal de salvarlo pero no pude y me sentía culpable. A partir de ese momento, supe que había muerto junto con aquel niño y maldije a la guerra y a todos aquellos que la fomentan.

Betty Santella
Buenos Aires (Argentina)

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